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jueves, 24 de mayo de 2012

Blancanieves y los siete pecados capitales

Siempre he admirado a Les Luthiers, son auténticos genios en todos los aspectos. Su humor es inteligentísimo, sutil, rico en juegos de palabra y equívocos. Además construyen instrumentos inverosímiles que encima suenan bien. Parodian todo tipo de ´género musical, desde los madrigales renacentistas hasta las chacareras. Una pena que ya anden "viejésimos"... Los he visto en directo tres veces, en Sevilla. ¡Ay, cuánto me reí! Cierto que el bromato de armonio constituye el mejor medicamento contra las depresiones. Lo que echo de menos ahora es el empleo de instrumentos informales y las finas parodias de música clásica, como la Cantata Laxatón: ¡qué punto! Claro, antes tenían a su disposición coro y orquesta; también imagino que eso es más fácil de grabar, pero más complejo de llevar a un espectáculo.
Os presento una actuación no muy conocida, de 1969: "Blancanieves y los siete pecados capitales". Si se ve además de oírse, estarán jovencísimos. :-) Aparece la esposa de Daniel, no sé si es la que hace de Blancanieves o la madrastra. Bueno, igual es la hermana.
Aquí se parodian entre otras cosas los psicoanalistas, tan comunes por Argentina; los concursos chorra de televisión; los partidos de fútbol; los corales de Bach; la música folklórica rusa; los cantos gauchescos... Ya veréis. Os mando un enlace a cada pecado.

1. La pereza.

2. La envidia.

3. La soberbia.

4. La ira.
5. La avaricia.

6. La lujuria.

7. La gula.

Si os habéis quedado con ganas de Les Luthiers, en Youtube hay para aburrir.

viernes, 4 de mayo de 2012

Depresión II: cómo salir.

En la entrada anterior traté de describir una mente enferma de depresión y apunté que todo se supera, mas no di pautas para alcanzar esta superación. Indicaré algunas, aunque no todas vayan a servir a todo el mundo; los procesos depresivos son tan diversos como los seres que los padecen. Además cada persona tiene sus condicionantes, su historia previa, sus cambios hormonales... En fin, comencemos:
Ante todo, el paciente ha de reconocer el problema; ha de saber que tiene depresión. Es importante que eso se comprenda en su ambiente cercano: familiares, amigos... Como dijimos en el artículo anterior, esta enfermedad está muy estigmatizada y es muy incomprendida... Por eso nuestro deprimido hipotético ha de verse rodeado de apoyo, de paciencia. No lo culpemos nunca por lo que padece, no lo instemos a esforzarse por estar bien apelando a su familia que sufre o a su vida que se esfuma... ¡Es muy dañino! Con ello damos a entender que si está mal es sólo porque él quiere y que puede mejorar a voluntad, pero no lo hace por flojera. ¿Imagináis esa actitud ante una hepatitis, una neumonía o una gastrointeritis? Ridículo, ¿verdad? Aquí es lo mismo. Hemos de respetar también su silencio, su desgana, aunque poco a poco podemos tratar de que salga de sí mismo con determinadas actividades: dar un paseo, ayudar en alguna tarea doméstica, etc.
Ha de ponerse en manos de profesionales, como ante cualquier otra dolencia. En este caso, los especialistas son los psiquiatras y los psicólogos. Se recomienda una terapia combinada de ambos. No estigmaticéis los psicofármacos del mismo modo que no ponemos objeciones ante otros medicamentos: si nuestros niveles de serotonina andan bajos, habrán de ser aumentados; si padecemos insomnio, habrá que poner remedio químico...
Poco a poco hemos de tratar de que el paciente realice algunas actividades atendiendo a sus centros de interés. El deporte es muy bueno, el ejercicio físico en general; se liberan endorfinas. Además contribuye a que la persona tenga un proyecto, algo por lo que levantarse y salir... También ayudan actividades colectivas como el canto coral: sentirse parte de un grupo, hacer música entre todos... La audición individual sirve de poco, propicia la distracción y la vuelta a las ideas obsesivas. Igual ocurre con actividades de lectura, estudio... realizadas individualmente.
Cada día pueden practicarse ejercicios de respiración: tumbado en la cama o en algún otro lugar cómodo, el paciente tomará aire por ejemplo en cuatro segundos, asegurándose de que se trata de una respiración costodiafragmática. Luego lo retendrá otros cuatro segundos y lo expulsará en seis. Para evitar distracciones y evasión de la mente, puede contar los segundos, incluso en voz alta. Se puede repetir el ejercicio antes de dormir, y por la mañana antes de levantarse.
Pasear al aire libre es muy aconsejable; mejor por sitios tranquilos, por el campo... Nada de bullas, ruidos, prisas...
Poco a poco se intentará que el paciente recupere aquello con lo que antes disfrutaba; esto ha de ser muy paulatinamente, porque si lo forzamos se puede estresar y sentir más culpable. Imaginemos que amaba ir a conciertos de la orquesta X. Si lo llevamos en plena depresión, puede ocurrir que no lo disfrute y se fustigue a sí mismo por el hecho de que ha perdido esa capacidad, esa sensibilidad.
 
Tratemos de que, en lo posible, tenga un horario organizado; que las horas de levantarse, de acostarse, de lavarse sean más o menos las mismas. Vigilemos que no abandone su aseo y cuidado personal, que haga las comidas reglamentarias... Si vive solo, puede descontrolarse más porque nadie lo vigila.
Hagámosle ver que lo queremos, que confiamos en él, que estamos ahí siempre. Si tenéis más dudas o comentarios, planteadlos y trataré de responder en la medida de mis posibilidades.
Gracias y suerte.
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