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miércoles, 23 de noviembre de 2016

!Y Bach cumplió su promesa!

Estaba durmiendo plácidamente en mi cama cuando... ¿Qué era aquello? ¡La iglesia de santo Tomás! ¡Claro, primer domingo de Adviento! Ya lo dijo Bach: ¡que nos veríamos!
Hacía frío. ¿En qué año estaríamos? Era por la mañana, al parecer iba a presenciar una misa cantada. Había mucha gente, a juzgar por el bullicio. Serían las nueve... Entonces el pastor habló del advenimiento de Jesús, que salvó a los paganos; de la alegría de las fechas navideñas en que, año tras año, se celebraba el nacimiento de aquel niño... Y luego vino una cantata: "Nun komm, der Heiden Heiland". No eran ni la BWV 36, ni la 61 ni la 62, que todos conocemos, sino alguna que debió de perderse: ¡qué pena! Me dieron ganas de pedir una partitura y trasladarla al futuro, mas... ¡Contravendría las leyes de la Historia! ¡Podría morir, o quedar atrapada por siempre en un universo paralelo! Más valía no arriesgar.
Sonaba extraño, diferente: el coro, los instrumentos..., no sabría decir en qué. Cierto que prefiero el coro de Tölz, pero los niños de santo Tomás son mejores en los años 20 del siglo XVIII (si es que andamos por esa década) que ahora: más vigorosos, con más energía. Espero que no me esté escuchando el señor Schwarz. ¡Qué maravilla, tres cantantes por cuerda y con esa nitidez! Aunque, es cierto: algunos solistas dejan mucho que desear... Pero el alto... ¡Qué potencia, qué bien timbrado!
El pastor continúa refiriéndose a la necesidad de que haya paz en el mundo. Luego pidió un recuerdo para algunos -muchos- niños que habían muerto en aquella semana, prematuramente. Claro: la mortalidad infantil era entonces tan común... El propio Bach perdió a varios de sus críos.
¿Qué viene ahora? ¡Una improvisación sobre el coral "Nun komm, der Heiden Heiland! ¡Está tocando él, el genial Kantor! ¡Es él, el maestro! ¡El rey del contrapunto y la fuga! ¡Increíble! ¡Qué maravilla! ¡Nunca antes había oído algo similar! ¡Grandioso, inaudito! ¿Y por qué lo valoran tan poco? ¿Por qué parecen todos impasibles, son de piedra? ¡Gracias, Herr Bach!
-Fühlt Ihr sich wohl, gnädige Frau?
-¿Qué? ¿Dónde estoy? ¿Por qué me hallo tumbada en un banco?
-Acabáis de desmayaros. ¡Por Dios, qué palidez! Mas, ¿quién sois vos? ¡No os había visto nunca antes.
-Es que... Vengo de fuera...
-Mas... ¿No podéis ver? ¿Cómo andáis sola?
-Es una larga historia. Por favor..., quisiera saludar a Herr Bach.
-El oficio no ha concluido, ahora se está haciendo una colecta. El Kantor va a tocar otro coral.
-¿En serio?
-Pero... ¿Estáis bien? ¿Por qué lloráis? ¿Os duele algo?
-No, es que... No os preocupéis, por favor.

¡Otra improvisación! Del mismo "Nun komm, der Heiden Heiland", mas completamente distinta! Lo que no haga Bach...
La señora de al lado tomó mi mano.
-Sé lo que os pasa: la música os emociona, ¿verdad? Conozco muy bien el sentimiento.
-¡Sí! ¡Gracias! Tenéis suerte de poder ver al Kantor cuando queráis...
-Mucha suerte. Lo veo a diario, a todas horas: ¡Soy su esposa!
-¿Cómo? ¿Ana Magdalena?
-Um Gottes Willen! ¿De qué me conocéis?
-No, no os conozco: he oído hablar de vos, claro...
-Silencio, por favor: ahora cantaremos todos el coral. Venga: Nun komm, der Heiden Heiland, / der Jungfrauen Kind erkannt! / Dass sich wundre alle Welt, / Gott solch' Geburt ihm bestellt.

Ya ha terminado: ¿queréis ver al Kantor?
-¡Por supuesto!
-Acompañadme, por favor.

-Sebastian, alguien te conoce; al menos de oídas. Quiere saludarte.
-Sed bienvenida, Frau...
-¡Muchísimas gracias por las improvisaciones! Nunca habíaoído cosa semejante!
-Herr Bach quiere daros la mano: tened la bondad...
-¡Oh, perdonad! Estoy tan emocionada...
-¡No importa!
-¿Cuándo habéis compuesto esta cantata?
-¿Cómo? ¿Cuándo va a ser? Es para hoy, la escribí ayer en un rato. Me falta el tiempo: entre los alumnos, mis hijos, el coro... Por suerte pago a alguien para que enseñe latín a los chicos. Magdalena, ¿has visto a Philipp?
-¡Ay! ¿Qué hace tocando el órgano? ¡Este va para músico, te lo digo yo. Con sólo diez años, mira lo que ha conseguido.

¡Ah! ¡Estamos en 1724! Porque Philipp era, por supuesto, Carl Philipp Emmanuel.
-¡Va a sufrir mucho! Es demasiado bueno, demasiado cándido y sensible...
-No te apures, sabe defenderse.
-¿Dónde os dirigís, gnädige Frau? ¿Podemos acompañaros a alguna parte?
-No, gracias; he de irme. Espero volver pronto.
-¿Por qué lloráis de nuevo? ¡Oh, Sebastian! Esta criatura tiene algún problema.
-No lo creo: conozco el sentimiento. ¡Gracias, querida: muchas gracias por amar tanto mi música, pálido reflejo de las armonías celestiales! Volveremos a vernos. Permitidme...
Y Herr Bach estrechó nuevamente mi mano.

5 comentarios:

  1. Ya se echaban de menos tus relatos tan magníficos.

    Gracias por publicar este.

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  2. La música de Bach te despierta el espíritu creativo!!! Es bonito leer tus conversaciones plenas de emoción y sentir contigo como te vas a su tiempo y te relacionas con su familia de esa forma tan respetuosa y tan cortes. Pareciera que estuviste por allí en ese tiempo!!!
    la música tiene mucho poder, es mágica, es sanadora, hace crecer las plantas, calma a los bebés, anima y acompaña en momentos de zozobra...es el sonido de la tierra, del mar...de las plantas...de los pájaros....toda la vida está compuesta de sonidos y vibraciones.
    Pero que factores, circunstaciales hacen que resonemos con un tipo de música u otro? ¿Porqué elegimos en unos momentos música clásica y en otros folclórica, de disco y tantas y tantas diferentes?¿porqué tu eres casi monoBach?
    Cuenta Don Campbell el su libro"El efecto Mozart", que en un convento benedictino del sur de Francia, en los años sesenta, los monjes enfermaron de melancolía y el médico, despues de encontrarse con setenta de los noventa monjes, tumbados en sus celdas como trapos mojados,dijo que el problema no era fisiológico sino audiológico como cosecuencia de haber eliminado varias horas de canto gregoriano. Para los monjes era una forma de mantener lubricados sus motores interiores.
    Siempre he comentado con mi gente que la música y el sonido de mi voz cuando cantaba a diario y mientras hacía las tareas domésticas y cuidado de mis hijos, era la persona más feliz del mundo!
    Ahora que te conozco, te doy las gracias por recordármelo.
    Cuando trabajaba en el hospital de San Juan de Dios, estudié un poco el tema y me quedé con la gana de presentar un proyecto con la finalidad de instalar hilo musical con las emisoras de Radio Olé y La Clásica. Los pacientes eran personas mayores que habían crecido en la posguerra y se habian criado con la copla y el flamenco. Incluir la música clásica pensé que sería bueno por la tarde-noche para relajar y ayudar a conciliar el sueño.

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  3. ¡Oh, mi sapientísima amiga! Como siempre, gracias mil por las interesantes aportaciones con que iluminas este humilde espacio.
    Se ha demostrado el poder beneficioso de la música a la hora de establecer conexiones neuronales nuevas. Un estudio reciente avala la mejora de resultados académicos en niños con formación musical frente a los que no la tienen. Escuchar música es como una gimnasia cerebral: fomenta la memoria, activa nuestros centros de recompensa en el nucleus accumbens, mejora la coordinación, potencia la sensibilidad...
    Muchos enfermos de Alzheimer, incapaces ya de evocar cualquier cosa, resultaban sorprendentemente exactos ante melodías conocidas; al ser estimulados con ellas las cantaban, y si el investigador mofificaba ex profeso alguna nota, era corregido en el acto.
    VIVAT MUSICA!

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  4. Que viva la múñana por siempre jamás...

    Me sigo preguntando en qué momento, o época de tu vida, te quedaste prendada y prendida por la música de Bach.
    De pequeña oía a mi madre cantar zarzuela,a mi padre flamenco y a las muchachas y en la radio, siempre la copla. Sigo emocionandome cuando escucho o canto los tres estilos.

    El próximo día que nos veamos quiero que cantemos la canción del sembrador. A que zarzuela pertenece?

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  5. Qué bueno! Volver atrás en el tiempo y escuchar a Bach ¿Inédito además? Es un privilegio leerte ;-)
    Rafa.

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