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miércoles, 8 de febrero de 2017

Síndrome de Williams: enfermedad rara con extraordinarias dotes musicales.


¿Qué es el síndrome de Williams?
¿Cómo puede una enfermedad genética hipertrofiar las dotes musicales? ¿Podríamos descubrir la forma de potenciar estos talentos en individuos sanos? ¡Píldoras de musicalidad, melograjeas!
El síndrome de Williams es una enfermedad rara que afecta a uno de cada 7.500 niños. Se caracteriza por rasgos faciales específicos, problemas cardiacos y en otros órganos, disfunciones motóricas y retraso intelectual severo en casi todas las áreas. Curiosamente presentan varios dones: dominio del lenguaje con exquisito vocabulario, sociabilidad, empatía y confianza absoluta en la gente y, lo que aquí nos ocupa, ¡un extraordinario sentido para la música! Todos tienen oído absoluto, hipersensibilidad y respuesta inmediata a estímulos musicales; tocan instrumentos y necesitan este arte para vivir. En ellos es esencial, como el aire que respiran. Con la educación y los cuidados médicos apropiados, podrían convertir la música en su profesión, o dedicarse a ayudar a otros enfermos, porque adoran al prójimo.
El gran neurólogo Oliver Sacks, recientemente fallecido, dedica un capítulo de su magnífico libro "Musicofilia" a las particularidades de personas afectadas por esta rara dolencia. Aprovecho para recomendar la obra y la musicoterapia en general, pues, como Sacks y otros han descubierto, la música es lo último que se pierde. Incluso ante lesiones cerebrales que implican una pérdida absoluta de memoria, los pacientes cantan o tocan un instrumento como siempre hicieron. También en el Alzheimer. Asimismo deaparecen los tics de los Tourette, puede curar depresiones o inducir al movimiento de miembros paralizados. Y, por supuesto, la musicalidad configura el cerebro de un modo específico, beneficioso para otros ámbitos. ¿Por qué, entonces, nuestros sistemas educativos consideran a la música como una materia sin importancia, de segundo o tercer orden? ¡Qué ignorantes, qué insensibles, qué burros!
Se necesita a más gente como Sacks. Entre tanto, sigamos confiando en el poder sanador de ritmos, melodías y armonías.
¡Cuánto podemos aprender de los chicos Williams! Por favor: si son padres de uno, ¡denle música! Así conseguirán que viva feliz.

1 comentario:

  1. ¡Hay que ver cómo una enfermedad puede generar en quienes la padecen algo tan positivo. No sabía nada sobre ella, gracias Rocío por esta información tan valiosa.

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